Por: Dolquisa Olivarez
A los 40
Cuando llegan los cuarenta sabes que los 20 fue un reflejo del pasado, los 30 pasaron volando y en esta etapa estás en el aire, ya eres mayor, ya tienes familia, o pareja, algún que otro bien y te quedas pensando en todas las cosas que te planteabas de antes, que quizás ahora no tengan sentido ni siquiera son un punto importante en tu agenda.
Has engordado, pero te siente en tu punto perfecto para ser más sensual o sexy o más atractivo (a). Es saber que tienes la experiencia sexual y la emocional pero llega un día en que todo el esquema se descuadra…Se asientan las nubes negras sobre la cabeza, sopesas las decisiones, los fracasos, los encuentros, echas en cuenta los proyectos realizados o no y sientes que la vida se te ha ido en nada y el vacío existencial se acrecienta porque ya te sientes parte del club de los perdidos, de los que ya no caben en los fines de semanas en la disco o tampoco en la seriedad de la formalidad de la adultez .
A los cuarenta, cuenta el tiempo como si la vida se te escapara en ello y si estás en pareja, muchos sienten la carga de los compromisos y la rutina de una vida en común con otro ser que conoce al dedillo tu otro yo; Algunos buscando miradas de aprobaciones de los demás, perdidos sin saber todavía donde ir, ni a que aferrarse.
Buscando todavía color a su existencia, pero a esta etapa la vida tiene otro color y no es rosa, pero que al final vida es vida.
Al final, una edad es un ciclo que inicia y acaba como las leyes escritas, aferrarnos a otros tiempos es inútil porque para crecer hay que transformarse, para vivir hay que morir. Y lo demás es aceptar el tiempo según venga cada día.
Otro punto de vista….
Pintura de Dolquisa Olivarez
Pintor: Manolete