La covid-19 puede haber detenido de forma abrupta la vida de Nilton Barreto dos Santos, quien murió a los 34 años la noche del 4 de mayo, pero no acabó con su misión.
Al joven médico de meteórica carrera —y que, casualmente, estaba investigando el impacto del nuevo coronavirus en el sistema nervioso central— le fueron extraídas muestras de tejidos de sus pulmones, el corazón y el cerebro tras su muerte para que la investigación que él mismo desarrolló juntos a sus colegas pueda seguir avanzando.
La familia de Santos, que autorizó la autopsia, quiere ayudar a resolver los misterios de un virus que ha matado a millones de personas alrededor del mundo y que ha dejado secuelas que la ciencia aún no comprende por completo.
«Autorizamos la recolección de muestras de tejido de los pulmones, el corazón y el cerebro de Nilton para entender mejor esta enfermedad. Por ejemplo, por qué está afectando a personas jóvenes sin comorbilidad (enfermedades coexistentes) como él, y para prevenir que otras familias tengan que pasar por el sufrimiento por el que estamos pasando nosotros», le dice a BBC Brasil la ingeniera Sâmia Maracaípe, viuda de Nilton.
«Quiero ser capaz de continuar con su legado de alguna forma», señala. Una herencia de amor por la investigación y la ciencia.
Una joven promesa
Nacido en Abaetetuba, en el interior del estado brasileño de Pará, Nilton se trasladó a los suburbios de la capital de ese estado, Belém, donde conocería a su futura esposa Sâmia: ambos eran vecinos y estudiaban en la misma escuela.
Empezaron a salir en la secundaria y llevaban juntos 16 años.
En Belém, Nilton estudió un grado y máster en neurociencia y biología celular en la Universidad Federal del Pará.
En 2012, se mudó a Sao Paulo, donde se inscribió en el Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB) de la Universidad de la capital, USP.
Allí se sacó el doctorado y dos posdoctorados: investigó el proceso de inflamación del cerebro, principalmente causado por el estrés, y cómo afecta al funcionamiento de las células, contribuyendo al desarrollo de enfermedades como la depresión.
Contagio y hospitalización
Pese a que el coronavirus interrumpió temporalmente los planes de la pareja de pasar una temporada en el extranjero, Nilton y Sâmia estaban pasando por «el mejor momento» de sus vidas, dice ella.
«Cuando Nilton llegó a Sao Paulo en 2012, pasamos dos años en la distancia. En 2014, me vine. Soy ingeniera de formación, pero por necesidad trabajé en tiendas y en una panadería. Cuando Nilton consiguió la pasantía y yo aprobé mi maestría, fue la primera vez que fuimos capaces de conseguir salir de esas dificultades»
Sâmia desconoce cómo Nilton se contagió de covid-19. Tampoco por qué fue el único de la familia que vive en Sao Paulo en desarrollar los síntomas más severos de la enfermedad.
«Fuimos muy cuidadosos. Nunca dejamos de usar cubrebocas, evitamos las multitudes y limpiamos la comida. Pero Nilton fue el único que empeoró. Estaba muy sano y no tenía ninguna comorbilidad».
«Tuvo el 90% de sus pulmones comprometidos y su estado se agravó muy rápido».
Nilton estuvo hospitalizado durante dos meses en el hospital Emilio Ribas, en Sao Paulo, una institución de referencia en el tratamiento de la covid-19. Murió el 5 de mayo.
«Unas semanas antes de su muerte, pudimos visitarle en la unidad de cuidados intensivos (UCI). Estaba muy cansado, pero interactuaba. Estaba preocupado por la situación política en Brasil. Siempre fuimos muy progresistas. Siempre luchamos por una educación pública de calidad y él por la investigación, y ese ha sido un sector que ha estado experimentado recortes de forma consecutiva».
«También estaba contento de saber que sus padres habían sido vacunados finalmente».
Fuentes:BBC Brasil
Foto:BBC Brasil